Preocupación en sector patatero por aumento de importaciones egipcias y descenso en consumo

Las preocupaciones se ciernen sobre la campaña de patata en España, entre el incremento de importaciones desde Egipto y una disminución sustancial en el consumo del famoso tubérculo.

Según información facilitada a Efeagro por Alfonso Sáez, presidente del comité de patata de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex), el escenario no es muy alentador. La producción ha empeorado tanto por los efectos del clima como por un deterioro en la sanidad vegetal, que ha llevado a un incremento de rechazos de semillas en las parcelas.

Además, muchos productores han decidido recalibrar su producción y han dejado de sembrar patata de siembra por la de industria debido a las complicaciones climáticas y el incremento del consumo de patata congelada.

También es relevante mencionar que la cosecha en Sevilla se perfila como pletórica y de récord en términos de producción, gracias a las últimas lluvias. Sin embargo, lugares como el País Vasco y la Comunidad Valenciana mantendrán la misma superficie que en 2023.

La preocupación se intensifica con el incremento de la compra de patata de origen egipcio; la importación de este producto ha experimentado un notable salto, con un valor que ha pasado de un 1,1 millones de euros a 24,9 millones, lo que supone un incremento del 2100 %, según Fepex.

Otro problema radica en que el consumo per cápita de la patata ha caído de los 20,2 kilogramos en 2019 a solo 18,9 kilogramos en 2023. En este sentido, un ligero cambio en las tendencias de consumo es detectable: el consumo de patata congelada va en alza. Los españoles han pasado de consumir 0,9 kilogramos per cápita en 2019 de patata congelada a 1,13 en 2023. Según Sáez, esto se debe a que «comemos más fuera de casa y, en el hogar, usamos más productos congelados», lo que parece indicar un viraje hacia la comodidad o la economía.

Estes hechos dibujan un escenario de preocupación para una campaña que despierta incertidumbres y pone en alerta a los productores de uno de los alimentos básicos de la dieta en España y muchos otros países de la Unión Europea.