El sorprendente boom de los tractores gigantes en el sector agrícola

El producto más monstruoso y dominante del ámbito agrícola actual es, sin lugar a dudas, el tractor de Alta Potencia. Este mastodonte de la maquinaria, en su plena evolución, sigue incendiando el mercado global en términos de diseño e innovación técnica.

Las grandes bestias de la agricultura, como el T9 SmartTrax de New Holland, o la serie 9RX de John Deere, comienzan a marcarse territorios definidos. La supremacía de los gigantes se concentra en Estados Unidos, Australia y zonas específicas de Europa, mientras que países de fuerte tradición agraria como Brasil o Argentina se mantienen en una sutil periferia.

La razón de este contraste es la naturaleza del trabajo agrícola en cada país. Los tractores monstruos son requeridos en regiones donde las sembradoras y air carts ostentan enormes capacidades. A su vez, estas máquinas muestran una gran demanda y dependencia de los sistemas hidráulicos.

Para ilustrar este hecho, solo hay que fijarse en el 71300 Air Seeder de la canadiense Bourgault, con carro tolva de 45.810 litros, o el carro tolva John Deere C850, de 29.954 litros. La transferencia de aceite hidráulico necesaria para unir un tractor a una de estas sembradoras puede llegar a representar hasta 61 litros de flujo y presión constante.

Además de las necesidades hidráulicas, el tamaño de los implementos arrastrados por estos gigantes justifican su existencia. Cultivadores, rastras y equipos para implantar cultivos de cobertura requieren de mucha potencia en cada cuerpo. En Estados Unidos, por ejemplo, no es nada extraño ver tractores equipados con tanques de fertilización líquida en sus costados, añadiendo otra demanda de robustez.

Tanto en Argentina como en Brasil, el segmento de los tractores de Alta Potencia alcanza un techo de 640 CV. ¿Existe interés en estos mercados sudamericanos por ir más allá en términos de potencia? Aunque las sembradoras en este lado del mundo son aún pequeñas en comparación con las de Estados Unidos o Australia, una creciente tendencia a utilizar equipos más grandes y con mayor demanda hidráulica deja el futuro del tractor de Alta Potencia en Sudamérica en el aire.